Estilos de enseñanza
El concepto de
estilo de enseñanza o estilo educativo se enfoca no sólo en el aprendizaje, sino
también en la manera cómo el individuo se compromete, se orienta o combina
varias experiencias educativas. Por lo tanto, el estilo de enseñanza tiene un
carácter social.
Aristóteles
recomendaba a los oradores hacer un estudio de la audiencia. Desde entonces
hasta la fecha, la mayoría de los docentes, ya sea de manera implícita o
explícita, utilizan la observación para conocer al alumno. Este conocimiento lo
utilizan luego para planear las estrategias de enseñanza que utilizarán.
B. B. Fisher y
L. Fisher (1979, en Alonso, et al., 1997, p. 59), definen al estilo de enseñanza
como un "modo habitual de acercarse a los alumnos con varios métodos de
enseñanza". Por su parte, Grasha lo considera como un patrón particular de
necesidades, creencias y conductas que el maestro muestra en el salón de clase.
Butler (1984,
en Guild y Garger, 1998, p. 94), lo describe como "un conjunto de actitudes y
acciones que abren un mundo formal e informal para el estudiante... La poderosa
fuerza de la actitud del maestro da forma a la experiencia de
ensñanza-aprendizaje… La forma como los maestros se presentan como seres humanos
ante los alumnos y al mismo tiempo reciben a los alumnos como seres humanos,
tiene una influencia en las vidas de los alumnos y en las actividades de
aprendizaje en el salón de clases".
Dado que el
estilo de enseñanza del maestro va muy de la mano del perfil de aprendizaje de
sus alumnos, en diferentes ocasiones se han evaluado los "ajustes" que deben
hacerse a la práctica docente. Algunos resultados son muy prometedores. Alonso,
et al. (op. cit.), citan algunos de los siguientes casos. Kagan (1988) encontró
en sus investigaciones que niños impulsivos situados en clases con profesores
reflexivos aumentaban notablemente su nivel de reflexión. Hunt (1979) demostró
que los profesores que actúan en los niveles más abstractos pueden ayudar a
aumentar los niveles de complejidad conceptual de los alumnos.
Sin embargo,
para otros autores, el ajuste que ha hecho el maestro no ha dado los resultados
esperados.
Es importante
tomar en cuenta que no es posible acomodarse a las preferencias de estilo de
todos los alumnos en todas las ocasiones. Esto resultaría imposible para un
maestro. Sin embargo, se sugiere ir implementando ajustes de manera paulatina en
aquellas áreas y en las ocasiones adecuadas para los objetivos curriculares.
A continuación se presentan
algunos aspectos que pueden ser útiles en dicha adecuación:- El docente debe concretar qué dimensiones de estilo de aprendizaje considera importantes teniendo en cuenta el nivel de edad de los alumnos, su madurez, el tema que se está estudiando, etc.
- Elegir un método de evaluación apropiado para las características de sus alumnos.
- Considerar cómo "acomodarse" a la diversidad y pluralidad de datos que aparecerán en el diagnóstico como las características del aula, el número de alumnos, la estructura y la cultura del centro educativo…
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